sábado, 27 de noviembre de 2010

Capítulo 1.

Nieva. Es invierno y hace frío. Las calles abarrotadas de gente y yo sintiéndome sola, de repente, un pequeño copo de nieve chocó suavemente contra mi nariz, lo toqué pero se derritió.
"Es curioso", pensé, "cada cosa que toco la destruyo", seguí pensando en mis adentro mientras veía a unos niños pequeños corretear por las calles nevadas, un escalofrío me recorrió la espalda, yo hacía  eso de pequeña, yo correteaba por las calles de Rumanía con mis amigos, comía algodón de azúcar y, en resumen, era feliz.
En aquel momento yo tenía veintisiete años, y pese a haber tenido una vida, por lo general, bastante buena,  sentía un vacío enorme, pensaba que sería porque mi padre nos abandonó a mi y a mi madre cuando yo tenía, a penas, cuatro meses, nunca lo conocí y la verdad, tampoco me interesaba conocerle.
Trabajaba como voluntaria en un orfanato de Rumanía; siempre había adorado a los niños, pensaba que ellos serían los que mas me enseñaran, y además, me parecían adorables, siempre correteando, haciendo travesuras y, en fin, viviendo.
Además de ese trabajo voluntario, tenía un trabajo fijo como la escritora de la columna del tiempo en el periódico de mi ciudad, no era gran cosa, pero pagaban muy bien.
Iba de camino hacia ese orfanato, hoy tenía que llegar temprano porque, al parecer teníamos una visita muy especial, no me dijeron quién era, sólo lo sabía la coordinadora.
Cuando llegué, vi a Sarah, una de las chicas que trabajaba conmigo como voluntaria, estaba colocando unos globos en la entrada a una de las salas del edificio.


-¡Hola, Sarah!-saludé.


-¡Hola!-respondió ella, atando uno de los globos a la puerta.


Entré a la sala y vi a los niños decorando la portada de dos libros, con una gran sonrisa, esos libros eran una especie de álbumes, le pusieron firmas, fotos y dibujos.
Yo seguía haciéndome las mismas preguntas ¿quién iba a venir?¿sería un personaje importante?, no sabía nada de nada.
Me senté en una de las pequeñas sillas que había en la sala y observé a los niños durante un rato, estaban muy felices, éso era algo que me encantaba, las sonrisas y las risas de los niños eran tan puras y maravillosas...Al rato de estar observándoles, Sarah, me dio un suave toque en el hombro y me dio una camiseta blanca, con la imagen de un mundo y letras que ponían "Heal The World", ¿a qué venía eso?, no le dí importancia, pasé a uno de los baños y me puse la camiseta sin rechistar, me miré al espejo y vi que mi pelo moreno estaba hecho un desastre, así que lo peine con las manos.
Salí del baño y me fui otra vez con los niños, pero esta vez no estaban, había un hombre enchufando unos altavoces a una radio que teníamos en la sala, cuando se dio la vuelta vi que era el director del orfanato, no se dio cuenta de que yo estaba allí, cuando terminó de enchufar cables y toquetear botones, se giró me miró, pero no dijo nada sólo sonrió y se fue de la sala.
De repente, oí unos pasos que se acercaban a la sala, eran unos pasos suaves pero a paso rápido, tras unos segundos oyendo esos pasos Sarah entró a la habitación.


-Te estaba buscando, Alex-dijo ella con una mueca de tristeza.


-¿Qué ha pasado?-pregunté preocupada.


-Uno de los niños se ha caído, pero no nos quedan vendas en el botiquín-continuó explicando.


-¿Dónde está?-pregunté.


-En el despacho del director-contestó.


No dije nada, sólo salí disparada de la habitación en busca del niño.
Llegué al despacho del director, pero el niño no estaba solo, había un hombre con él, no pude adivinar quién era porque en cuanto abrí la puerta salió disparado por la otra puerta del despacho.
Vi que el pequeño tenía una venda en la rodilla, estaba sonriendo y tenía un caramelo en la mano, me acerqué a él, le besé suavemente en la frente y le sonreí.
Me quedé mirándole mientras se comía tranquilamente aquel caramelo sobre la mesa del director balanceando las piernas, yo estaba pensando en quién sería el chico que estuvo con él y que le vendó la pierna, tenía que darle las gracias.
Al rato, nos avisaron por megafonía que teníamos que reunirnos en la sala para ultimar detalles,  cogí al niño de la mano y nos dirigimos a la sala.
Cuando llegamos ya estaban allí todos los demás niños y profesores, mirando detalles que faltasen y terminando de decorar la sala, además de ellos, había un cámara y un fotógrafo, ¿tan importante era nuestro visitante misterioso?
El fotógrafo estaba haciendo fotos de todo el decorado, de los niños y de los profesores ultimando detalles, y el cámara estaba arreglando varias cosas de la cámara.
De repente se hizo un silencio y entró el chico que venía a visitarnos, yo ya le conocía...

2 comentarios:

  1. Hola, me ha gustado mucho el capítulo. Es muy bueno. Deberías continuarla.

    Yo también comencé a escribir una historia sobre Michael Jackson. ME gustaría mucho que te tomaras el tiempo de leer y comentar el primer capítulo. Te lo agradecería mucho.

    http://mjjmdestiny.blogspot.com/

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  2. Hola! me encantó el capítulo
    espero que la puedas seguir pronto.E
    Es genial tu novela.
    ATTE: Ali

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